El 25 de julio del 200 se inauguró una nueva fase, construida con las mejores técnicas funcionales y arquitectónicas, dotada de 3 plantas y 3 ascensores. En la baja existen parqueos para 230 vehículos y 69 bodegas, además de áreas administrativas. La alta cuenta con sistema central acondicionador de aire, galerías comerciales y cafeterías; mientras que en la terraza (la tercera) se instalan patios de comida y destaca el paseo con vista al río y a la calle del malecón, con su movimiento particular y sus edificaciones.
“Qué mejor regalo podríamos hacerle a Guayaquil hoy día cumpleaños de su fundación; qué mejor obra que seguir dándole un malecón moderno y funcional para su río. Aquí se está construyendo un altar de guayaquileñidad, un templo a cielo abierto, para que las familias de esta ciudad bendita vengan orgullosas y seguras a recorrer parques, áreas verdes, monumentos, museo, miradores, plateas de luz, sitios de recreación y sano esparcimiento, y en este caso específico selectos negocios y ventajosas ofertas, con comodidad, orden y aseo”.
El conjunto no descuida ningún servicio y por eso se encuentran juegos infantiles, lagunas, bancas, pérgolas, cabinas telefónicas, iluminación integral, baterías sanitarias, etc., todo lo cual representa un gran paso en la construcción de la magna obra, que, a más de dar trabajo a centenares de ecuatorianos, crea un polo de desarrollo y mejora la plusvalía, beneficiando enormemente a la ciudad. Paralelamente, hacia el norte del proyecto, se adelanta la construcción del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), del Banco Central del Ecuador, los jardines y una serie de trabajos que integrarán al barrio Las Peñas, pues los factores ecológicos fueron especialmente considerados, contemplándose para el efecto espacios al aire libre y otros para presentaciones de tipo cultural y artístico. Hay que señalar que todo el proyecto fue diseñado de forma tal que ayude a mejorar el sistema de evacuación de aguas lluvias en su área de influencia, protegiendo a la ciudad de inundaciones por la crecida del río.
“Este es un proyecto de regeneración urbana que crea un polo muy especial de desarrollo y de plusvalía que, sin duda alguna, beneficiará enormemente a la ciudad. Aquí está invertido, prístina y pulcramente, el dinero que voluntariamente, con decisión y con amor por Guayaquil, nobles conciudadanos aportan; a todos ellos el agradecimiento eterno de la ciudad. Sin ese aporte libre y franco, de un pueblo que confió en nuestra oferta, que ya es parte de una gran realidad, no hubiese sido posible llevar adelante esta obra”.
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