La candidatura

Itzi De la Rosa
18 agosto 2021

(Texto de Jorge A. Gallardo Moscoso, libro León, Guayaquil vive por ti).

Bastaron sólo ocho años para que Guayaquil experimentara un cambio radical. De una ciudad sumida en el más terrible abandono, aplastada literalmente por toneladas de basura, carente de los servicios básicos, regida por una corrompida y corruptora administración municipal, Guayaquil pasa a ser un ejemplo en el país gracias a un brillante manejo del ayuntamiento. “Decapitadas” las inmorales prácticas que se habían impuesto para “dirigir” los destinos de la ciudad, se pusieron en marcha aquellas que nunca debieron perderse y que los vecinos, con razón, exigían: honradez, honestidad, capacidad, liderazgo, autoridad, conocimiento de los problemas (única forma para enfrentarlos y solucionarlos) y, sin duda, un inmenso amor a la ciudad.

Los guayaquileños y la gigante masa de ecuatorianos radicados en Guayaquil estaban hartos de una conducción municipal indolente; entonces, buscaron y encontraron la persona ideal que los representara: León Febres Cordero Ribadeneyra, guayaquileño de cepa, ex Presidente Constitucional del Ecuador, con una dilatada y brillante trayectoria de servicio público y privado. El 6 de febrero de 1992, León -como es conocido a lo largo y ancho de la república- hace pública su aceptación de terciar como candidato a la alcaldía, por el Partido Social Cristiano.

“Vivimos hoy una de las realidades más dramáticas y duras de las que podamos tener memoria como nación. El país se debate en la más profunda miseria. Los padres de familia no tienen trabajo, y los pocos que lo tienen perciben sueldos paupérrimos. Las madres sufren la angustia de ver a sus hijos desnutridos. Los jóvenes tienen golpeada la esperanza. No hay servicios ni obra pública en ningún rincón del país. El Ecuador está abandonado a su suerte”, afirma al tiempo de señalar que el “doctor (Rodrigo) Borja no ha tenido la sensibilidad social que debe caracterizar a un jefe de Estado; llamado a ser el primer servidor público. Todo su gobierno es una especie de grupo de fantasmas. A lo largo de estos 4 años (1988-1992) no ha habido una política salarial coherente, los agricultores han sido olvidados, la industria no tiene lineamientos claros para invertir y desarrollarse, la obra pública virtualmente no existe, la infraestructura hospitalaria está paralizada y deteriorada, la delincuencia se ha apoderado del país y vivimos en la inseguridad”.

La preocupante descripción vuelve indispensable saber cómo con tan complicada situación se acepta el desafío de terciar en una elección para dirigir un municipio en grave estado y una ciudad colapsada. “Nací y vivo en Guayaquil como otros cientos de miles de ecuatorianos de las restantes provincias del Ecuador; por eso la tomo como el símbolo y el ejemplo de lo que ocurre en el país. Guayaquil es hoy invisible, es virtualmente un muladar. La ciudad toda se ahoga en basura, no tiene agua ni alcantarillado, menos aún salubridad, y no hay una sola autoridad que se apiade, que se amarre los pantalones y que ponga orden en este caos. Y es que este desastre ha sido propiciado directamente por el gobierno, con la complicidad de una familia que ha usufructuado del sillón de Olmedo en beneficio personal”.

Av. Fco de Orellana (Bloques Apanor) Agosto 1992

Habían transcurrido cerca de 4 años después que ejerciera, en medio del beneplácito ciudadano, la primera magistratura del país, y prácticamente había resuelto hacer una pausa, darse un descanso, pero… “Tengo cerca de 30 años en la vida política del país. Fui por muchos años legislador, combatí desde todos los rincones la injusticia y la miseria, aun en mis actividades privadas. Llegué a la presidencia de la república por la voluntad soberana del pueblo manifestada en las urnas e hice de mi mandato una gigantesca fuerza de servicio a los humildes. En 4 años desarrollé la más grande obra que se haya realizado jamás en el país. Como político y por mi hoja de servicios, he cumplido ya con el país. Cuando terminé mi gestión presidencial, agotadora y tenaz por la insidia de mis adversarios, busqué sumergirme en mis actividades privadas, en ese pequeño mundo al que todo hombre de lucha tiene derecho, seguro de que soy merecedor de descanso, pero también dije reiteradas veces que mi vocación de servicio moriría conmigo, porque así es León Febres Cordero, vital, con deseos de hacer, por sobre todo cuando la situación es adversa y el pueblo clama por auxilio”.

Sector Mercado Pedro Pablo Gómez. Agosto 1992

Advierte que la aceptación de la candidatura y la posibilidad cierta de convertirse en el nuevo alcalde constituye un sacrificio enorme, sin embargo, dice que no puede renunciar a su naturaleza, a la esencia de su ser, destacando que no lo hizo siquiera “en las horas de la perversa persecución que desató este gobierno en mi contra”.


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