Presidencia

Desde el primer día de su gobierno los partidos de oposición, y todos aquellos a quienes había derrotado y desenmascarado, desataron una feroz y apasionada campaña destinada a dificultar su labor; pero su habilidad y personalidad política le permitieron sortear con tino todos los obstáculos y sacar al país adelante.

Durante los dos primeros años de su gobierno, y a pesar de las gravísimas dificultades económicas por las que atravesaba el país como consecuencia de las malas administraciones anteriores, logró llevar adelante un impresionante plan de vivienda popular a nivel nacional, que se vio complementado con un programa de alimentos para el pueblo. Logró así aplacar, de algún modo, las necesidades más importantes de los sectores marginados de la población.

1986 se inició con graves sucesos que amenazaron la paz y la estabilidad nacional. El 7 de marzo estalló en Quito una rebelión militar protagonizada por el general de aviación Frank Vargas Pazzos; dicho movimiento fue rechazado por el pueblo y las Fuerzas Armadas que respaldaron al gobierno constitucional, por lo que el general golpista tuvo que deponer su actitud y fue reducido a prisión.

A mediados de año, los precios internacionales del petróleo sufrieron una tremenda caída que redujo de manera sustancial los ingresos que por su exportación recibe el Ecuador, por lo que la economía del país recibió un gravísimo golpe. Ese mismo año llevó a feliz término un programa de medicinas único en la historia del país: el programa «Megramé 5», por medio del cual se entregaron medicinas gratuitas a todos los niños menores de 5 años de edad; de esta manera se evitaron las enfermedades y epidemias y se redujo de manera notable la tasa de mortandad infantil.

A principios de 1987, negros nubarrones oscurecieron el panorama político ecuatoriano, cuando el viernes 16 de enero, en circunstancias en que asistía a una ceremonia castrense en la base aérea de Taura, un grupo de comandos de la F.A.E., traicionando los principios democráticos y la Constitución que habían jurado defender, en un acto sin precedentes en la historia del país, «secuestró» al Presidente de la República y lo obligó a firmar -bajo la amenaza de asesinarlo a él y a su comitiva- una serie de compromisos, entre ellos la libertad y amnistía del Gral. Vargas Pazzos, preso por insurrecto desde el año anterior.

Luego de sufrir vejaciones, golpes e insultos, y de permanecer secuestrado durante once horas, fue finalmente liberado -previa la libertad del Gral. Vargas- y de inmediato se trasladó a Guayaquil donde fue recibido con expresivas muestras de respaldo popular. Si bien es cierto que el secuestro del presidente fue un hecho vergonzoso y atentatorio contra la vida constitucional de la República, más vergonzosa fue la actuación de los congresistas de la oposición que, bajo la presidencia del Dr. Andrés Vallejo, mientras el presidente permanecía secuestrado -en un acto de cobardía y bajeza-, en vez de defender el régimen de derecho intentaron su destitución.

Al poco tiempo el Ecuador sufrió los tremendos embates de la naturaleza: Primero fue un violento terremoto que sacudió la zona nororiental del país causando terribles daños a varias poblaciones y destruyendo un importante tramo del oleoducto trans-ecuatoriano, por lo que las exportaciones petroleras sufrieron un gran deterioro con gravísimas consecuencias económicas; luego, las fuertes lluvias producidas por el fenómeno El Niño que cayeron en el litoral y que produjeron el desbordamiento de varios ríos que inundaron importantes sectores agrícolas, especialmente de las provincias de Guayas y Los Ríos; finalmente, y también como consecuencia de la estación invernal, las lluvias produjeron un siniestro deslave que destruyó parte de la carretera Guayaquil-Cuenca, sepultando varios vehículos que circulaban por ella y causando gran cantidad de muertos.

Para cumplir su compromiso de reconstrucción después del fenómeno El Niño, hizo carreteras y caminos en todo el país, construyó el hospital de niños Baca Ortiz en Quito; continuó proyectos hidroeléctricos, como la refinería Amazonas en el Oriente; la de Esmeraldas y el trasvase Daule-Peripa; la vía Perimetral en Guayaquil.

En su Gobierno crecieron las exportaciones no petroleras, que en 1988 llegaron a los 1.800 millones de dólares, dos años antes habían sido apenas de 600. En salud llevó adelante el programa de Medicina Infantil Gratuita, con el apoyo de su esposa Eugenia Cordovez. También se entregaron 101 mil viviendas (él había ofrecido 120 mil durante su campaña). Ante el crecimiento y el constante acoso delictivo del movimiento subversivo denominado “Alfaro Vive, Carajo”, a través de su Ministro de Gobierno, Luis Robles Plaza, inició un importante operativo policial y militar que culminó con la muerte -en acciones de armas- de los principales cabecillas de los comandos guerrilleros, aunque la policía también sufrió gran número de bajas y la muerte del comandante Galo Miño, uno de los más nobles y leales miembros de la institución policial; paradójicamente, la apasionada y poco patriótica oposición inició nuevos ataques contra el régimen acusándolo de atentar en contra de los derechos humanos.

Al iniciarse el nuevo proceso electoral para elegir al gobernante que lo sucedería en su mandato, brindó todas las facilidades y respaldo para garantizar que éste se realice de la manera más clara y democrática.

Así, habiendo cumplido con el encargo que le hizo el pueblo, su gobierno concluyó el 10 de agosto de 1988, luego de lo cual retornó a Guayaquil, donde una vez más, esta vez como ciudadano común, fue recibido multitudinariamente.

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