León Febres-Cordero fue el primer presidente de la Costa que terminó su mandato durante los primeros 25 años de vida democrática. Luego de una exitosa vida profesional, empresarial y gremial, decidió servir al país en la política, primero como legislador y luego como presidente de la república.
León Febres-Cordero fue el primer presidente en aplicar la Economía Social de Mercado (ESM) en Latinoamérica. La ESM fue un modelo sociopolítico que combina el principio de la libertad de mercado con el principio de la equidad social. El marco referencial es el concepto de la libertad individual complementada por la justicia social.
León llegó a la presidencia para modernizar el modelo económico y hacer mucho más eficiente el rol del Estado. Las medidas liberales que tomó LFC consiguieron que en los primeros 4 meses de gobierno se cerrara el déficit fiscal, bajara la inflación e incluso hubiera un superávit.
La promesa de campaña de LFC fue Pan, Techo y Empleo, el pan lo generó a través del empleo digno que se multiplicó, gracias al cambio de política económica, pero también se abrieron miles de plazas de trabajo con la masiva construcción de vivienda —techo— que hizo el gobierno para la población de menores recursos.
Nada nos hace más iguales que el real acceso a la educación y la cultura. Durante el período de gobierno de LFC se crearon más de 3.500 escuelas y más de 5.000 plazas de profesores.
Al inicio del mes de octubre de 1984, cuando apenas se daban los primeros pasos para generar un cambio que dinamice al país, el Congreso Nacional fue convocado por su presidente, Raúl Baca Carbo, a un período extraordinario, a pesar de estar en curso el período ordinario, con el propósito de defenestrar a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia que habían sido elegidos en el gobierno de Osvaldo Hurtado de conformidad con la Constitución y la ley, y designar nuevos en sus reemplazos.
Al día siguiente se llevaría a cabo la reunión con el presidente Daniel Ortega. Mi papá se había preparado para una charla franca y directa con él. La reunión se llevó a cabo en la habitación del hotel que la cancillería de Brasil le asignó a mi papá. Ortega llegó con el canciller de su gobierno. Mi papá lo invitó a sentarse.
Para entonces ya le rondaba en la cabeza una visita a Cuba, impulsada por su amigo y embajador de Ecuador en la Habana, Manuel Araujo Hidalgo, a quien mi papá le decía cariñosamente Omoto. Araujo le decía con frecuencia a mi papá que Fidel Castro quería conocerlo, que estaba seguro que, a pesar de las distancias ideológicas, humanamente se entenderían a las mil maravillas.
El secuestro del querido amigo de mi papá, Nahim Isaías, con quien había compartido el viaje a Cuba y participado en todas las reuniones que allí se llevaron a cabo, era motivo de consternación. Los secuestradores eran miembros del grupo terrorista AVC y del M19 de Colombia, que habían montado una operación conjunta. Las instrucciones de mi papá a la policía fue que trabajaran sin descanso hasta localizar el paradero de Nahim. La pronta operación en Guayaquil había trastocado los planes iniciales de los secuestradores que pretendían sacarlo de la ciudad.
Llegó el día 16 de enero y mi papá se dirigió a la base aérea de Quito para abordar el avión presidencial, junto con una comitiva que estaba integrada por el general Marcelo Delgado, jefe militar de la Casa Presidencial; Álex Ripalda Burgos y Juan Manrique Martínez, ambos asesores; Simón Acosta Espinosa, secretario privado; Napoleón Gómez Real, dirigente del PSC del Guayas, y mi tío Nicolás, quien se encontraba en Quito por esos días.
Este texto es una carta-informe que envió Luis Robles Plaza al Congreso Nacional en 1996, cuando se creó una Comisión Especial que investigó las denuncias del ex-agente Hugo España, supuesto testigo clave en las denuncias de torturas y ejecuciones extrajudiciales durante el gobierno de LFC.
De vuelta a Quito, una tarde, mientras hablaba con mi mamá por teléfono, me comentó que estaba conmovida por la noticia de la desaparición, el día 8 de enero de 1988, de dos niños de apellido Restrepo, Andrés y Santiago, de padres colombianos. La noticia había empezado a crecer de a poco. Mi mamá habló personalmente con la madre de los jóvenes desaparecidos y se dedicó a pedir información al Ministro de Gobierno Luis Robles Plaza, a quien también el hecho le perturbaba y conmovía.
Desde septiembre de 1988, luego de que trascurriera un mes de haberse instalado de manera oficial el gobierno de Borja, se venía fraguando con sumo sigilo una trama con el objetivo de judicializar la política.
Eran finales del año 1982 o primeros meses del año 1983 cuando las fuerzas del orden ecuatorianas detectaron en la zona selvática de la Provincia de Esmeraldas, varias células terroristas en proceso de preparación.
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