No quedó barrio ni sector donde no haya llegado la obra vial, permitiendo a sus habitantes desplazarse con rapidez y sin peligro de accidentes por sus calles. Un plan integral dio como resultado la intervención de 1.294,53 kilómetros de vías reconstruidas, bacheadas, pavimentadas y repavimentadas a lo largo y ancho de la ciudad, mientras un total de 4’356.070 metros cúbicos de material pétreo sirvieron para relleno en los sitios suburbanos y habitados por las familias mas pobres. “Pese a la gravísima crisis y a las restricciones económicas, no nos hemos detenido; y, si bien debo decirlo con dolor, en nuestra ciudad, los gobiernos centrales no han realizado una sola obra desde hace muchos años, la gigantesca acción municipal ha cubierto, hasta donde ha sido posible, las necesidades de la ciudad que más aporta y contribuye al erario nacional”.
La transformación vial de Guayaquil es evidente. La ciudad fue dotada de amplias y extensas avenidas, para lo cual tuvo el respaldo y el apoyo financiero de la Corporación Andina de Fomento (CAF) que en una primera fase hizo posible la prolongación de la Av. Francisco de Orellana, desde la Av. Agustín Freire hasta la vía Perimetral; la reconstrucción y ampliación de la vía a Daule, desde el Km. 7.5 de la Av. Martha de Roldós hasta empalmar con la vía Perimetral, incluyendo el rediseño del intercambiador de tráfico de la vía Perimetral; y, la reconstrucción de la Av. Agustín Freire, desde la Av. Antonio Parra hasta la Av. Juan Tanca Marengo. En una segunda y definitiva fase, la CAF financió la ampliación de la Av. Martha de Roldós, desde el Km. 4.5 de la vía a Daule hasta el Km. 7.5 de la Av. Juan Tanca Marengo; y, la construcción de los túneles en los cerros Santa Ana y El Carmen.
Toda la obra vial constituyó la más importante inyección económica para la ciudad, pues esa activación fue más notoria aún si se tiene en cuenta que fueron empresas constructoras nacionales -que ganaron las licitaciones internacionales- las que ejecutaron los trabajos en las grandes avenidas. Es decir que el 100% de la inversión se quedó en el país, beneficiando a densos sectores populares con plazas de trabajo directo e indirecto, venta de materiales, etc. “Esta ha sido una labor que sólo podía ser realizada a base de mística, disciplina, orden y firmeza, a la que nos entregamos, sin retroceder, a sabiendas de que en la aplicación de la ley, hay que ser inflexible y que el precedente, afirmado en su cumplimiento, es la única fórmula de poner ejemplo y preservar el mañana”.
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